Una vez terminado la titulación de auxiliar de enfermería tocaba
sumergirme en el mercado laboral, y ya que mis últimas prácticas las hice en una
residencia de ancianos donde sabía que siempre necesitaban personas para trabajar,
decidí echar el curriculum sin muchas esperanzas ya que en mi paso por la
residencia tuve momentos de todo tipo.
Me llamaron al poco
tiempo y empecé con mucha ilusión y muchos nervios. Pronto descubrí el porqué,
de que necesitaran mucha gente, y lo que duele la espalda trabajando en una
residencia y teniendo espina bífida con más motivo.
No estuve muchos meses en la residencia ya que mi hermano me
comento que abrían un hospital en Torrevieja y que estaría bien que me apuntase
para ver si me cogían.
El día que recibí la primera llamada para la primera entrevista
toda mi familia lo celebramos como si ya me hubieran dado el puesto de trabajo,
que ilusión¡¡
Cuando fui pasando las fases y llego el día de conocer a mis
compañeros y saber en qué unidad me
tocaba trabajar… A mi madre ya no le hizo
tanta ilusión ja ja, y es que claro tan jovencito y que empieces trabajando en
una unidad de salud mental pues impone un montón.
Una vez dentro del trabajo no tarde en escuchar algún comentario
que las personas con discapacidad suelen escuchar tales como: “tú has entrado
al hospital porque tienes discapacidad así cualquiera”.
Y aquí mi mini consejo: puedes ser contratado por
discapacidad, porque si es cierto que el empresario recibe ciertos beneficios
por tu contratación, y aparte están obligados a tener cierto porcentaje de la
plantilla con discapacidad, pero no os equivoquéis, si tú no defiendes tu puesto, vas fuera del trabajo como cualquier persona tenga o no discapacidad.
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